El artículo analiza las decisiones estratégicas de Israel respecto a Hezbolá a lo largo de los años, resaltando cómo, a pesar de los riesgos evidentes, Israel optó por la inacción, lo que llevó a que Hezbolá estableciera una infraestructura militar significativa cerca de la frontera. Desde 2006, tras la guerra del Líbano, los líderes israelíes subestimaron el potencial de ataque del grupo terrorista, elogiando un acuerdo de cese al fuego aunque este se rompiera constantemente.
La situación se volvió crítica el 7 de octubre de 2023, cuando un ataque coordinado por Hezbolá reveló la falta de preparación de Israel. Los testimonios de líderes comunitarios de la zona destacan el creciente temor y la pérdida de confianza en las autoridades después de años de desatención a las advertencias sobre la acumulación de armas y la planificación de un ataque masivo por parte de Hezbolá. La falta de una respuesta proactiva ha dejado a la población en un estado de incertidumbre y peligro constante.